Porque a la
final de todo esto, fue un pedazo de mi lo que se arrancó
Así lo quise
y así lo pedí.
Desde aquellas
rocas no voy a ser arrojado, como lo fueron otros
Quiero permanecer
aquí.
El aroma
inolvidable y el sonido inconfundible al amanecer
A lo lejos el
mar y su calmo temperamento de la mañana
Que aumenta
de intensidad conforme pasa el día y llega la noche
De noche
pienso en todos aquellos que aquí estuvieron y se han ido.
Aquellos que
llegaron en barco a las costas
Y quienes del
mar hicieron su vida, tal como lo hizo el viejo capitán
Del que solo
se historias y del que nunca tuve su abraso
Tampoco estás
tú
Ni de esta
tierra sus costas, sus selvas, sus llanos, sus montañas
Solo llanto.
Aquí dejaré
mi corazón si me lo permiten
Cuando la luz
se apague
Cuando termine
el largo andar
Cuando llegue
la hora final.
En estas
tierras en las que quiero terminar
Aunque la ira
de otros me separen de esto que no dejaré de amar
De esta
tierra bendita, que el destino decidió castigar
Por no haber
apreciado las riquezas de un noble corazón
Por ser
inconformes y despilfarrar todo un maná con
mucha miel y amor
Las ruinas y
la desolación son testigos
De lo que aquí
ocurrió
Por eso se
han marchado los amigos.
Pero aquí dejaré mi corazón
Y hasta juré
derramar mi sangre
Si con las
armas debía defender la miel que sobre esta tierra Dios derramó
La tristeza
de la soledad y la rabia no han ocupado tu amor.
Amada tierra,
aquí mi corazón
Allá las
memorias eternas de haberte dejado
Sin poder
darte más de mi vida que poco a poco se apaga
Como la luz
de ese barco que a tus costas llegó.
Venezuela te
juro que por ti moriré
Venezuela te
juro que hasta ti volveré.
Fred López Pirela
No hay comentarios:
Publicar un comentario