La indolencia
del Gobierno venezolano está llegando a limites apocalípticos, la imagen de un
niño con cáncer que protesta por falta de medicamentos para tratar su condición
y al fondo una pila de policías resguardando tan “peligrosa protesta”, nos ha
indignado, lo peor no es eso, lo peor
son sus risas, mientras Oliver Sánchez, ese angelito negro con un cartel que decía “Quiero Curarme, Paz,
Salud” muere. Y así fue, el niño ya murió.
Los
distintos voceros del Gobierno a diario escupen mentiras y acusaciones contra
todo lo que se oponga a su régimen, su talante democrático quedó muy atrás, ya ni las formas guardan. Venezuela
es un país destruido que clama por cambios y muere de hambre, un pueblo sin
medicamentos, de servicios públicos deficientes, que además sufre las
consecuencias de un hampa desbordada, esa misma hampa que el Gobierno alguna
vez uso a su favor y ahora no controla, aquellos que una Ministra tristemente
llamo “bien landros” en alusión contraria a malandros.
El
legado que el “Comandante Chávez” les
dejó a los venezolanos, es un país hundido
en miseria. Luego de largas colas, algunas personas consiguen comprar algo de
comida en los mercados, mientras que otros desesperados participan en saqueos a
diario y algunos hurgan desperdicios en la basura para llevar algo a sus
estómagos, mientras eso ocurre con los ciudadanos comunes, como lo somos usted
y yo, los personeros del Gobierno y sus familias, se dan lujos que solo hemos
visto en películas, donde castas ricas muestran y viven sus opulencias, a pesar
de que todo a su alrededor es vacío y se cae a pedazos.
La
expresión del pueblo venezolano en las
pasadas elecciones, ha sido burlada por el Ejecutivo Nacional, así como por el Consejo Nacional Electoral, la Fuerza
Armada Nacional y en especial el Tribunal Supremo de Justicia, este último se
ha encargado de vetar de forma ilegal e inconstitucional todas las Leyes e
iniciativas provenientes de la Asamblea Nacional, ¿cuál es la razón?, simple,
que ya el Gobierno de Nicolás Maduro y su cúpula, no tienen mayoría en el
parlamento. Además el Presidente se ha encargado de amenazar constantemente a
los parlamentarios e incluso de disolver la Asamblea Nacional, bajo la mirada
cómplice los demás poderes, desconociendo así la mayoría de un pueblo que hoy
le adversa y pide su salida.
Nos
hemos acostumbrado a las perores humillaciones, pero nunca es demasiado tarde
para empezar de nuevo, ya basta de tantos abusos, la solución no está en otros
países, la solución no está en la Organización de Estados Americanos, ni en la
Unión Europea, los países tienen intereses, no amigos, ya lo hemos visto
distintas ocasiones y más recientemente en la última sesión de la OEA, la
solución a esta desgracia, está en manos de cada uno de nosotros, en cada
habitante de esta gran Nación, antes de que acaben con lo que queda de Venezuela,
un país que poco a poco se desvanece.
Fred
López Pirela
Politólogo/Abogado